miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un recuerdo, un tesoro.

Sin pensar en cómo ni por qué, simplemente por instinto, se levantó, cogió la puerta y se fue.
Salió en pijama y sin abrigo, y ni siquiera el frío de la ciudad le hizo percatarse de sus rarezas.
Llevaba una chapa colgada al cuello con una inscripción grabada. No recordaba por qué, ni si le gustaba, si la había comprado o era un regalo especial.
Los años habían pasado, envejeciendo su alma y dejando aquellas arrugas en su piel.
Sin darse cuenta, daba vueltas a la misma manzana una y otra vez, guiada por la inercia, como un molinillo de viento que gira sin parar.
El ruido de sus tripas hizo que parase en aquel escaparate de la panadería. Pero estaba cerrada, era de madrugada.
Y allí, reflejada en el cristal, iluminada por la luz tenue de una farola y adornada por las gotas de lluvia que acariciaban su pelo, se quedó parada un instante, inerte, perpleja. Y al ver su reflejo, la chapa que brillaba en su cuello llamó su atención. La miró y leyó un nombre, una dirección y un teléfono. Y en un momento de lucidez fue consciente de que alguien le había robado todos sus recuerdos. Derramó una lágrima, pero sólo una, porque al instante, ya no consiguió recordar por qué lloraba...







Imaginad qué sería de nosotros si no tuviésemos recuerdos...

Imagina que un día te despiertas y eres incapaz de recordar. Tu mente está en blanco, "deleted", no sabes, no conoces, no te explicas cómo has llegado ahí.

Los recuerdos nos hacen como somos. Las experiencias se graban en nuestra memoria, junto con los sentimientos, y nos moldean, y nos guían.

Sabemos lo que tenemos, lo que queremos y hacia dónde vamos gracias a los recuerdos.

Hay recuerdos que nos hacen felices, y otros que nos entristecen.
Recuerdos que nos hacen querer volver y recuerdos que nos hacen huir.

Recuerdas aquélla canción? Báilala otra vez...

Imaginad la sensación de mirar una foto vuestra y no ver más que a desconocidos.

Imaginad no recordar nada al percibir de nuevo un olor, al ver aquella escena conmovedora, al escuchar una melodía...

Imaginad vivir con la mente en blanco.

Y no sólo es triste por todo cuanto se pierde. Yo intento ponerme en la piel de una persona con alzheimer y creo que es una de las peores enfermedades. No sólo porque te roba algo tan valioso como los recuerdos, sino por todo lo que provoca... desorientación, impotencia... miedo.

Muchas veces no somos conscientes del valor de las cosas.

No debería hacer falta "crear" un día mundial contra algo para querer implicarnos y colaborar con la causa.
"Más de 100 millones de personas podrían perder sus recuerdos en 2050 si la investigación no avanza".

El alzheimer arrebata vidas, y quedarse sin vida es una forma de morir.

Cien millones de personas con tesoros perdidos sin mapas de islas para poder encontrarlos.

Porque un recuerdo... es un tesoro.

sábado, 17 de septiembre de 2011

A cada cerdo le llega su San Martín.


Vetusta siempre tienen algo interesante que decir. Esta vez me acuerdo del principio de una de sus canciones del último disco: "De niño escuché: si no veis nada volved hacia atrás, tomad distancia"
El mejor consejo que me dieron hace unos meses fue que no mirase atrás ni para coger impulso; pero atrás hay que mirar, según se mire...
No para que tu pasado interfiera en tu futuro, sino para ver cómo avanzamos y estar orgullosos de ello. 
El mundo gira a veces demasiado deprisa, las cosas cambian de manera radical en pocos meses, incluso en semanas o días... Por eso a mí me gusta mirar atrás, y ver cómo voy dejando huellas en el camino, y ver cómo hay gente que sigue conmigo...

y ver cómo hay gente que no.

Pero sobre todo me gusta porque las cosas con distancia se ven de otra manera, y nada es como te pareció, y nada te parece como fue.

Por eso hoy,  porque ya no me parece como fue, recupero, de entre mis notas, esta:



Te portaste mal. Eras una princesa y te portaste mal.

Pensabas que no habría consecuencias, que todo era un juego en el que podías mover las fichas a tu antojo...
¿De verdad te lo creíste?

Ahora mírate... todo ha acabado, y estás aquí, fría, inerte, viendo pasar la vida ante tus ojos, incapaz de decidir, de avanzar, de moverte... estática ante un mundo que gira.

Esperas temerosa a que se fragüe tu castigo, atenta a cada signo del destino, esperando que sea una de sus represalias pero...
Abre los ojos. Tu castigo lleva en marcha mucho tiempo ya, y es el más lento y doloroso de cuantos pudiste imaginar.

No eres inerte. Sientes y padeces... Y te has enamorado.
Estás enamorada de la persona equivocada, la que te arruinará la vida, y eres incapaz de olvidarle.
Si te dejas caer en sus brazos, vivirás el futuro que jamás quisiste; y si no lo haces, no podrás avanzar, porque no sacarás de tu cabeza la sensación de que con él tu vida habría sido idílica.

Y así fue, como el amor pasó de crimen a castigo, como distorsionó la realidad para hacerte sufrir de cualquiera de las maneras, como te cegó para darte la peor de las condenas...

Sí, eres desdichada, pero, ¿qué esperabas? ¿irte de rositas?

Siento ser yo quien te lo diga, bonita, y es que...
a cada cerdo le llega su San Martín.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Me gusta un chico que no me hace caso.

A veces, cuando no me apetece escribir, releo notas de hace tiempo, y me entretengo pensando por qué actué como actué, dije lo que dije y callé lo que callé... Hay veces en que las cosas cambian mucho en poco tiempo, y otras en que siguen igual por muchos años.
Yo, últimamente, soy experta en disfrazarme de veleta, y en girar 180 grados en menos de 180 horas...






¿Me gusta un chico que no me hace caso?
¿O me gusta un chico porque no me hace caso?

Al final todo se reduce a lo mismo: ambición.

En el mundo existen muchos tipos de personas, pero hoy concretamente, sólo me interesan dos: conformistas e inconformistas.

El conformista se acomoda, no tiene aspiraciones más allá de las que pueda alcanzar con su mínimo esfuerzo, es lineal, pasa desapercibido, no lucha, se rinde con facilidad...
Sí: se conforma.

El inconformista...
El inconformista se esfuerza, no entiende de obstáculos ni barreras, nunca tiene suficiente, lucha, es ambicioso...

Influyen en todo esto infinitos factores más, pero ni soy socióloga, ni psicóloga, ni tengo todo el espacio o tiempo del mundo para irme por las ramas más de lo que lo hago habitualmente...

Si tuviese que meterme a mí misma en un saco, creo que sería en el del inconformismo.
Es lo difícil aquéllo que me llama la atención, nunca nada me parece perfecto, siempre se puede pedir más, querer más, aspirar a más... Y eso siempre, y digo siempre, resulta ser un problema a corto plazo.
Sin embargo, por qué tantas veces me conformo con migajas? Por qué las cosas fáciles pierden todo su interés? Será ambición? Superación? O simplemente una cuestión de "química"?
Supongo que ese es otro tema y se merece otra nota.

La ambición es una virtud, o, más bien, una ventaja competitiva, pero en ocasiones trae problemas.

Para mi esto es también relacionable con el grado de ignorancia de cada uno. Quién es más feliz? El ignorante? O el espabilado que capta cada mínimo detalle a la primera?
Desde mi experiencia sólo se me ocurre ahora mismo una cosa: "bendita ignorancia"...
Sí, a mí muchas veces me gustaría ser más ignorante, señores.

Qué es preferible? Marear? Estar mareado? O dejar que te mareen? Sinceramente creo que cualquiera de las tres actitudes se reduce a lo mismo: gente inconformista, cuyo presente, o cuyas expectativas de futuro, no les convencen porque no les llenan.
Gente buscando vías de escape.

Y es que al final todo desemboca en una cosa en concreto: el miedo.
Miedo al rechazo, miedo a equivocarse, miedo a lo desconocido, a la incertidumbre... Miedo a la lucha.

Yo seguiré llevándome mis hostias, pero siempre serán después de haber bajado la cuesta con más pendiente del Dragon Khan, esa en la que tienes que chillar para soltar adrenalina porque si no te ahogas.

Seguiré llorando y rompiéndome en mil trocitos cada vez que me caiga, pero también seguiré levantándome rápido y con fuerza, riéndome a carcajada limpia hasta hacerme pis encima o tener agujetas en la tripa.

Seguiré siendo imprecisa, veleta, impulsiva, camaleónica y soñadora.

Seguiré dando más de lo que recibo, soñando más de lo que duermo, hablando más de lo que callo y sincerándome más de lo que debo.

Seguiré escribiendo notas sin pies ni cabeza, y si me quitas el pc lo haré desde el iPhone aunque me escuezan los ojos.

Seguiré quejándome de vicio...

Seguiré pensando en ti, porque no pude ser ignorante como quise, ni pude mantener mi barrera como debí, pero ese "pensar en ti" ya cada vez lo haré más de vez en cuando...

Es lo que tiene el inconformismo, que "pica", que motiva... Pero que te permite abandonar cuando menos te lo esperas, de la noche a la mañana, en el momento en que tu cabeza hace "clic" y tu cuerpo te pide más.
Es entonces, en ese punto de inflexión, cuando todo pasa... Porque todo pasa.

Yo sé que me encapricho con facilidad, y meeec, error!!
Eso sí, también sé que sé alejarme con facilidad si la cosa se pone fea.
Volvemos a mi punto de partida de siempre: la búsqueda del máximo beneficio; y en cuestión de relaciones, esto no iba a ser menos.

Y es que sólo hay una pregunta para un ambicioso: ¿dónde está el límite?

Allá cada uno con su respuesta...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Once upon a dream...


Con la vuelta al cole de mañana, creo que esta es la mejor entrada que podía recuperar de mis antiguas notas :)


Siempre supe que ser soñadora y vivir en un universo paralelo me traería problemas pero... cuando ese ingenio, cuando esa fantasía hace de la cosa más pequeña lo más grande para alguien... es cuando merece la pena.

Desde hace unos días, hay una mariquita amarilla que vive en mi oreja. Es una mariquita que "mis" niños de tres años intentaron matar a pisotones un día en el patio. Sí, yo la curé con betadine y le hice una casita. Desde entonces, no matan mariquitas, y no lloran cuando "se hacen pupa" y hay que ponerles betadine.
Además comen más rápido, para poder ver a la mariquita, porque temen que si tardan mucho se habrá ido volando y habrá desaparecido...

Se comen los champiñones que tanto odiaban (y hasta repiten) para salvar a Súper Mario, porque son setas que él ha matado saltándoles en la cabeza, y si no se las comen, resucitarán e irán a atacarle de nuevo.

Comen zanahoria porque creen que así sus brazos serán igual de morenos que los míos cuando jueguen en el sol a la hora del patio.

El melón es una chuche, y la naranja tiene poderes que les harán correr más rápido y chutar más fuerte.

Son los héroes del mundo y tienen "mucha bola" porque en vez de presionar sus bíceps para comprobarlo, se tocan el codo.

Sus misiones consisten en ser encargados de vigilar un tren o tirar los papeles a la basura.

Andan despacito y de puntillas, intentando no chillar, para no despertar al fantasma del pasillo.

Si beben mucha agua les salen ranas en la tripa, por eso ya sólo beben cuando tienen sed.

Los aviones que sobrevuelan el cielo son los Reyes Magos que vigilan que sean buenos para no quitarles sus regalos.

Nemo es su héroe porque nada muy rápido a pesar de tener una aleta pequeñita.

Son capaces de meterse en la boca cucharadas gigantes porque le han robado la mandíbula a Simba y a Nala, y si no la aprovechan, vendrán las hienas a quitársela, que están en la puerta, expectantes.

El puré mágico está hecho de ingredientes secretos que sólo los mayores conocemos, y es el plato preferido de Bob Esponja.

Su mayor temor es enfrentarse a un cocinero muy alto y grande, que grita mucho y pega collejas muy fuertes.

Su mayor ilusión, que llegue el viernes para que les pinte las "uñas de princesa".

Les fascina hablarle al móvil y luego oírse, y no entienden quién hay al otro lado del teléfono.

Ser malo es tirarse de cabeza por el tobogán, y ser bueno, compartir.

Las heridas se curan con besos mágicos que reciben instrucciones en susurros que ellos no pueden oír. Yo les regalo el beso, que ya sabe lo que tiene que hacer, y ellos se lo ponen donde les duele, y se guardan uno de repuesto en el bolsillo, por si en un ratito les vuelve a doler. Inmediatamente dejan de llorar y echan a correr...

Un beso y un abrazo acaba con cualquier pelea o enfado.

Cuando no tienen hambre, se lo comen todo igualmente, porque tienen que hacer que el bicho-bola imaginario que vive en sus bolsillos crezca y se haga fuerte como ellos.

Y así, mil historias de fantasía más, que hacen que verles sonreir sea lo más grande del día.
Por eso, si ellos son capaces de ser felices gracias a mis sueños, ¿por qué iba yo a querer dejar de soñar?

Y es que, yo de mayor quiero ser... pequeña! Y no perder nunca esa fantasía...

martes, 6 de septiembre de 2011

Quiero lo que me das, pero lo siento... no te quiero.

Es el fin de una era... el principio de una historia.


Evolucionas, avanzas, giras, maduras, creces... vives.


A mi alrededor el mundo se mueve demasiado deprisa.


Estoy harta de "escribir moñas", de princesas y de cuentos. Quiero decir palabrotas, chillar si hace falta, reírme a carcajadas, conducir rápido y hablar de coches, ser incorrecta, imprecisa, imperfecta...
Quiero que notes que no estoy cuando no estoy.


Me gusta tirarme al suelo aunque se me manche el vestido, saltar aunque me despeine, hacer la croqueta y la cucaracha aunque adivines el color de mi ropa interior.




Me gusta ser la parte que perdiste...




Estoy harta de "me gustaS". O no... quizás no.


Me gusta esa sensación...


Creo que odio escribir tanto sobre lo que me gusta y lo que no me gusta, pero hay demasiadas cosas que me apetece decir.




No sé lo que es. Será eso a lo que todos llaman "todo" y que en realidad no es nada. Será que no dije "basta"...
pues si no lo dije, será porque no me apetecía.


Dejé de tratarte como prioridad el día en que descubrí que tú me tratabas como opción. O fue al revés? Puede que fuese al revés.


No sé por qué tengo esa necesidad de seguir comprando "cantimploras" en los kioscos, sólo para rascar la pegatina y dar con un "sigue buscando" aun teniéndote a mi lado.


Quiero eso, quiero todo eso de lo que tanto hablo y que tanto veo.


Quiero ser sincera, y a veces lo soy con todo el mundo menos conmigo misma.


Quiero lo que me ofreces pero me espanta lo que te guardas.
Quiero lo que me falta.


Quiero lo que me das, pero lo siento... no te quiero.