miércoles, 23 de mayo de 2012

Cuando crees que me ves...


Hace tiempo que me planteo publicar esta entrada, así que, ¿por qué dejarlo para mañana?

Constantemente hay gente que llega a tu vida sin ningún motivo, que no te conoce de nada, que entra en tu mundo y dibuja lo que eres en base a lo que ve.

Es normal… cuando conoces a una persona, inevitablemente te llevas ciertas impresiones, juzgas, te creas ideas que luego serán ciertas o no, haces conjeturas sobre lo que fue o será su vida… y, la mayor parte de las veces, te equivocas.

Por aquí pasan cientos de ojos a la semana, que leen, que opinan, que sienten y comparten. No todos me conocen, de hecho, quienes me conocen son los menos.
Algunos entraron para quedarse, otros pasaron fugazmente por delante de mi puerta. Hubo quienes huyeron y quienes se detuvieron a descubrir lo que escondía.

Para mi un blog no es un cuaderno de bitácora, no es sacar a la luz cada una de mis opiniones o sentimientos, no es airear mi Yo, no es reflejar mi vida, no es explicaros mi mundo como un libro abierto…
Para mi un blog es entretenimiento, desahogo, relax, imparcialidad, comunicación, imaginación… y otras muchas cosas más.
Es crear un universo paralelo en el que puedo ser como yo quiera, decir lo que me dé la gana, ser correcta o no, caerte bien o parecerte gilipollas, proyectarte una imagen real o ficticia, hacerte creer que escribo para ti o que no lo hago… Para mi un blog no es nada más allá que un juego, un hobby, adoptar el rol que más me apetezca porque quiero, porque sí.

Un día empiezas a escribir cosas que te pasan, historias que te cuentan o momentos que ves, y resulta que la gente se siente identificada o disfruta leyendo y te pide más… y te animan a que te crees “uno de esos blogs que están tan de moda”.

Y así fue. Así empecé a inventar, a mezclar fantasía y realidad, sentimientos y papeles de personajes reales o no, reflexiones, tonterías, recuerdos, relatos, deseos, sinsentidos, coherencias (e incoherencias), vidas, mundos, sinfines…

Tú que me conoces sabes lo que hay de cierto a veces y si lo hay, intuyes lo que invento, sospechas cuando miento y me crees cuando exagero. 
Tu eres muchos “Tus”, y quizás ningún post vaya por Ti, ni por Ti, ni por Ti, y no… tampoco por Ti.

Sé hilar historias, sé entretenerme asumiendo roles que veo de cerca o sueño de lejos.

Disfruto. Disfruto cuando escribo. Disfruto cuando me lees y me dices que te gusta lo que lees. Disfruto cuando reflexionamos junt@s, cuando te aporto algo, por insignificante que sea.

Es… lo que es. Y ya está. No hay más. No es estúpido. No es un diario.
No os enseñaría mi vida jamás con tanta claridad a través de este cristal, de lo contrario… ¿qué me queda?

No soy lo que escribo. Soy... lo que soy.

lunes, 21 de mayo de 2012

Aquí o allí, en el norte o en el sur...


Cada vez que reviso borradores o encuentro algún tesoro me transporto a la isla en la que está escondido.
Este me trae a la mente tu imagen, sentado en aquellas escaleras de tu casita de Colchester, desayunando, o vigilando que no se quemara la tortilla de patata...
Las amistades se alejan, se enfrían... Nosotros ya estábamos lejos, pero siempre supimos que seguíamos ahí el uno para el otro.
A veces te echo de menos... 
Recuerda que aún tengo que dar el visto bueno a ese que elegiste y será tío de mis niños cuando seamos mayores...





Aquella mañana, sentado sobre la escalera sujetando un café hirviendo y un cigarro, se percató de que el mundo no había dejado de girar.

Fijó la vista en un punto y cerró los ojos. 
Nunca más volvería a abrirlos. 
No allí. No así.

Y siguió volando… hasta la mañana siguiente.

sábado, 19 de mayo de 2012

Someday...


Apenas sabía con certeza si lo que hacía era correcto, si los pasos que inventaba eran charcos o agujeros.

Volvió la cabeza, casi sin pensarlo.

Algún día...

...

Algún día.

jueves, 17 de mayo de 2012

A veces, cuando nadie mira...


-A veces te comportas como una cría…

-¡Y qué? ¿Y qué si digo tonterías? ¿Y qué si me fascinan las teorías de los niños de 4 años? ¿Y qué si me emocionan las pelis de Disney?

-No me refiero a eso, no es sólo eso… es… que no eres seria.

-¿Seria? ¿Que no soy seria? Define seria. 
¿No soy seria por pisar los charcos? ¿No soy seria por cruzar sin mirar? ¿Por no tomármelo todo a la tremenda? ¿Por tener siempre una sonrisa para alguien, aunque sea para quien me da cambio para sacar tabaco? ¿No soy seria por no vivir amargada y llevar la cara hasta el suelo como tú? Dime, ¿qué es ser serio? Dime, ¿por qué no soy seria?

-Da igual… déjalo. Es sólo que a veces te miro mientras lees, mientras sonríes cuando imaginas, mientras canturreas al maquillarte… y siento que no encajo en tu mundo de fantasía.

-¿Sabes? Yo no vivo en un mundo de fantasía porque crea que las libélulas son hadas y traen suerte. No vivo en un mundo de fantasía por ilusionarme con la cosa más pequeña. No vivo en un mundo de fantasía con toboganes de colores y en forma de arcoiris... 
Yo vivo en un mundo de papeleras azules y vallas que a veces ponen límites y barreras a los sueños, y la forma de decorar mi mundo es mía… 
Por supuesto que sé ser seria, ser “mayor”, ser adulta. Por supuesto que soy madura, y de sobra lo sabes. Por supuesto que sé tomar las decisiones adecuadas...
Sabes que no soy infantil. No me juzgues.

-No te juzgo, me pareces increíble, pero no creo que yo sea ni pueda ser como tú.

-No te confundas, yo no soy de ninguna manera, soy yo, no hay más. Punto. No se trata de ser o no ser, esa no es la cuestión, aunque Shakespeare se empeñara en hacer dudar tanto a Hamlet… 
Se trata de saber actuar en cada momento como corresponde, de saber qué modo debes activar. De ser serio cuando hay que serlo y divertido casi siempre. Se trata de no dejar que se duerma el niño que llevas dentro.

Será que no quiero crecer, o al menos no así. Será que pedí que me quitasen las cuatro muelas del juicio porque no quería tenerlo ni quería “ser mayor”. Será que no perdí el norte o que nunca lo tuve porque nací en el sur. Será que esto no es real. Será que lo que escribo tampoco lo es. Será lo que quieras que sea, pero al final es sólo que, a veces, cuando nadie mira, y sólo cuando nadie mira… también sé jugar a ser mayor.